Un lugar creado en diálogo con la naturaleza
Aquí todo madura despacio – la relación, el ritual y los frutos.
Este lugar no fue construido solo con las manos, sino también con escucha, paciencia y la compañía de quienes también lo habitan: mis animales, las plantas y la noche.
Por eso cada ceremonia aquí es algo más que un encuentro con los hongos.
Es un encuentro contigo mismo — en un espacio que escucha junto conmigo.
No estoy aquí para decirte qué pensar.
Estoy aquí para sostener el ritmo de tu viaje.
Guío la ceremonia con sonido, silencio, fuego, aroma y presencia.
A veces, el sonido del sonajero te lleva a tu sombra.
A veces, una campanita te saca de un bucle mental.
A veces, basta con estar.
Lo que ocurre no es casualidad.
Pero tampoco hay un guion.
Los hongos muestran.
Yo estoy para que puedas mirar.


Ceremonia como un círculo de fuego – solo con quienes confías
Este no es un encuentro cualquiera ni un programa más con horarios.
Es un espacio donde realmente puedes detenerte y entrar en lo más profundo de ti mismo.
Una ceremonia aquí es más que una experiencia con hongos.
Es un tiempo sagrado — lleno de silencio, presencia y verdad.
Un lugar donde puedes quitarte las máscaras, sentirte seguro
y permitir que lo más importante salga a la luz.
Puedes venir solo para sumergirte en tu proceso.
O traer a una, dos o tres personas cercanas —
para compartir el viaje en un círculo de confianza y calma.
Máximo cuatro personas.
Porque cuanto menos gente, más profundidad y presencia.
Aquí no encontrarás multitudes ni prisa.
En cambio, encontrarás silencio, sencillez y un acompañamiento atento.
Este es tu tiempo.
Solo tuyo.
La cabaña ceremonial es un hogar con alma.
Esta cabaña no fue construida pensando en ceremonias.
No nació como parte de un “negocio” ni de algún plan de marketing.
Ha estado aquí desde hace mucho tiempo. La construyó un hombre mayor que vivía solo en esta tierra — en silencio, en armonía con la naturaleza.
Cada viga, cada clavo, cada tabla fue colocada por sus manos.
Sin niveles, sin máquinas, sin líneas de producción.
No son materiales modernos de supermercado.
Son ramas de los árboles cercanos, troncos secos, piedras del río, clavos antiguos clavados con fuerza e intención.
Cada elemento tiene aquí su historia.
Nada está “para mostrar”, todo tiene un propósito.
Cuando estás dentro, puedes sentir el alma de esta cabaña.
No es perfecta. No es simétrica.
Pero irradia calma y algo que no se puede comprar ni imitar: presencia.
Es aquí donde se realiza la ceremonia.
No en un pabellón moderno.
Sino en un lugar con memoria.
En una madera que ha visto más que muchas personas.
En muros que han escuchado oraciones, susurros y el silencio de la noche.



Cuatro Almas Guardianas
Cuando cae la noche y el silencio se mezcla con tus pensamientos, otros guardianes comienzan a recorrer el espacio.
No son personas. No son espíritus de cuentos.
Son cuatro pastores alemanes que no solo habitan esta tierra — ellos la protegen.
Pueden ladrar.
Pueden cruzar el jardín corriendo.
Su presencia puede sentirse intensa.
Pero no temas — no es agresividad, es vigilancia.
Su tarea no es inquietarte.
Su tarea es mantener el campo energético seguro alrededor de la ceremonia, protegerte de lo que no debería entrar aquí — tanto en lo físico como en lo sutil.
Solo ladran cuando lo consideran necesario.
Y ellas saben cuándo es necesario.
La mayor parte del tiempo descansarán en círculo alrededor de la cabaña — quietas, presentes, escuchando la noche.
Como sombras. Como espíritus del bosque.
A veces desaparecen en la oscuridad. A veces se acercan en silencio.
Siempre saben dónde estar.
No son mascotas.
Son animales tótem de este lugar.
Si las respetas, ganarás su aceptación.
Si les temes, te enseñarán confianza.
Y si no las notas, de todos modos estarán cuidándote.
El sueño en el espíritu del lugar
No es un hotel. No es un spa. No es un resort de catálogo.
Es un hogar — silencioso, sencillo y verdadero.
Un espacio que te invita a descansar con su presencia y su calma.
Aquí se duerme distinto — más profundo, más tranquilo.
Más cerca de la tierra, de ti mismo, de la naturaleza.
La noche en la cabaña ceremonial es un regreso a lo esencial:
al aroma de la madera, al calor del fuego, a la oscuridad que calma en vez de inquietar.
No es un sueño diseñado por un decorador.
Es un sueño que simplemente llega — cuando el cuerpo suelta y los pensamientos se aquietan.
Quizá escuches los sonidos de la noche — reales, salvajes, a veces impredecibles.
Eso también es parte de este lugar.
No se trata de lujo.
Se trata de silencio, seguridad y presencia.
De un sueño que no escapa — porque estás exactamente donde necesitas estar.




Alimento para el cuerpo y el alma
Este no es un lugar para la cocina refinada ni para largas y pesadas comidas.
Aquí te nutres de otra manera — desde dentro.
Cada elemento acompaña tu intención: claridad, calma y presencia.
Por la noche, antes de que comience la ceremonia, preparo para ti un conjunto sencillo y lleno de cuidado, que te estará esperando por la mañana:
– frutas frescas del jardín o del mercado local,
– una baguette horneada por mí,
– algo suave para untar: mermelada casera o aguacate.
No hay menú ni horarios fijos.
En su lugar: una mesa, un cuchillo y plena libertad.
Comes cuando sientas hambre — al amanecer, después de la ceremonia o al mediodía.
No necesitas esperar, pedir ni adaptarte al ritmo de nadie.
Este es un espacio para cuidarte — a tu manera.
Para beber encontrarás:
– agua pura,
– limonada hecha con las frutas que crecen alrededor,
– infusiones de hierbas recolectadas aquí, en el silencio de este lugar.
Si te quedas más de una noche, cada mañana recibirás frutas frescas y algo ligero.
El resto de tus comidas podrás organizarlas según tu propio ritmo y tus necesidades.
De corazón, te recomiendo optar por una alimentación ligera y vegetal durante tu estancia.
Evitar comidas pesadas o grasientas le da a tu cuerpo espacio y ligereza.
Es el mejor regalo que puedes ofrecerte antes de la ceremonia — paz, claridad y preparación para lo profundo.
Aquí el tiempo fluye diferente.
No hay hora de salida.
Nadie tocará la puerta a las diez para pedirte que dejes la cabaña.
No recibirás un mensaje recordándote que es hora de partir.
Aquí te despiertas cuando tu cuerpo esté listo.
Permaneces acostado todo el tiempo que necesites.
Te sientas en silencio, miras por la ventana, simplemente estás entre hojas y sombra.
Regresas al mundo despacio — sin prisa, sin presión, sin tener que hacerlo.
Esto no es un hotel con horarios.
Es un espacio que entiende que la integración no termina a una hora específica.
A veces necesitas unas horas más. A veces, un día entero.
Y si este lugar resuena contigo, si sientes que aún no estás listo para irte — te quedas.
Simplemente. Una noche más.
Sin ningún costo. Sin tener que dar explicaciones.
Porque quizás sea precisamente en esa noche adicional, en ese silencio extendido,
cuando ocurra lo más importante.


¿Yoga, meditación, apertura de chakras?
No soy maestro de yoga ni guía de prácticas espirituales.
Este lugar no es una escuela ni un centro de talleres.
Es un espacio — vivo, silencioso y natural.
Aquí no encontrarás horarios, secuencias fijas ni “paquetes de actividades”.
Encontrarás otra cosa: paz, sencillez y presencia.
Si el yoga forma parte de tu camino, si tu cuerpo quiere moverse,
si tu respiración desea profundizar — este hogar te invitará a hacerlo.
Debajo de un árbol. A la sombra. Sobre la tierra.
Cuando lo sientas. Como lo sientas.
No para lograr algo. No para mostrar.
Sino simplemente para estar contigo mismo.
Porque la práctica verdadera no necesita un escenario.
Solo un poco de silencio y presencia.
¿Es este un buen momento para ti?
No toda intención conduce de inmediato a la sanación.
No todo momento en la vida es el adecuado para un viaje así.
Y eso está bien.
Este lugar es para quienes llegan en calma,
con respeto y con disposición a encontrarse con su mundo interior.
Una ceremonia aquí no es entretenimiento ni una “aventura espiritual” —
es una experiencia que requiere atención y madurez.
Este espacio te aportará más si:
– anhelas conectar con lo que es auténtico en ti,
– estás abierto al sosiego y a respetar la energía del lugar,
– estás listo para confiar en tu propio proceso.
Es mejor esperar si en este momento:
– atraviesas una crisis psicológica importante o fuertes dificultades emocionales,
– tomas medicamentos psicotrópicos,
– has vivido recientemente un trauma,
– padeces problemas de salud serios (corazón, hipertensión, etc.),
– estás embarazada o amamantando,
– eres menor de 18 años.
No se trata de prohibiciones.
Se trata de cuidar tu seguridad y de elegir el momento adecuado para dar este paso.
Una ceremonia aquí no es un espectáculo ni una atracción.
Es un espacio donde puedes detenerte, encontrar calma y adentrarte en tu interior.
Si sientes que aún no es tu momento — espera.
Cuando lo estés, las puertas de este lugar estarán aquí para ti.

